Ana G. Chouciño
Michel Foucault llamó heterotopías a los lugares reales con significados simbólicos: un barco, un cementerio, la habitación de un hotel. Cada uno de ellos representa mucho más allá de lo obvio: quizás el océano, el duelo por un ser querido, la culpa después de una infidelidad.
En La ciudad oculta (2018) Víctor Moreno convirtió el subsuelo de Madrid en una heterotopía; amplió las posibilidades de su significado: quizás una premonición sobre nuestro futuro, un microuniverso, el centro de la tierra.
No es la primera vez que Eloy Domínguez Serén nos habla de diásporas y sus consecuencias. No Cow on the Ice (2015) fue un diario de sus años en Estocolmo, del extrañamiento ante un nuevo paisaje y a una nueva lengua.
Pero hay sitios encadenados al desarraigo, incluso para los que nacieron en ellos.
Galicia está en estos seis cortometrajes, en el paisaje y en las tradiciones, pero también en las conversaciones en una fiesta, en las cocinas de leña, en las mujeres.
El Edinburgh Film Festival acaba de empezar. Cada año hay programa especial dedicado a un país, y este año el foco está puesto en España. Xosé Ramón Rivas, programador de este festival, ha participado en la selección de películas y cortometrajes. Apuntes para una película de atracos, de Elías León Siminiani, es una de las piezas que ha elegido, y podrá verse en la Filmhouse el 24 y el 26 de junio.
Nos pasamos tres horas al día mirando las pantallas de nuestro teléfono. A veces lo hacemos inconscientemente, en ratos muertos que nos empeñamos en rellenar con un bombardeo de imágenes inútiles. La facilidad de acceso a cualquier tipo de información ha degenerado en un “horror vacui”, en la necesidad impuesta de estar mirando algo, lo que sea, a través de un dispositivo.
Si algo hemos aprendido de esta edición de IberoDocs es que Brasil y Andalucía va mucho más allá de sus tópicos. Andalucía tiene el flamenco, pero incluso lo más representativo de esta comunidad es un arte desconocido para la mayoría de nosotros. Varios de los documentales profundizaron en este arte, evitando visiones simplistas y superficiales, pero Andalucía también tiene otra historia que apenas se nombra. Su pasado árabe, su lucha por reconocer su autonomía, los muertos por el franquismo. Rubén Darío ya hablaba de la tristeza de esta región, encarnada en la voz desgarrada del cante jondo.
IberoDocs, en su sesión de cortometrajes en colaboración con Edinburgh Short Film Festival nos relató ocho vidas, y casi dos semanas después sigo pensando en cuatro de ellas.
Con la ley de amnistía de 1977 no solo se impuso el perdón, sino el olvido. Pero cómo olvidar los muertos en las cunetas. Los muertos deben ser rescatados del instante de su muerte, porque es la única manera de los que quedamos podamos sobrevivir a ella.
El silencio de los otros, producida por Pedro Almodóvar y dirigida por Almudena Carracedo y Robert Bahar, es la historia de la herencia franquista, de los más de 100.000 asesinados enterrados en fosas comunes. Todavía viven algunos hijos de aquellos muertos.
Todavía luchan para que aquel segundo en el que dejaron de respirar no se quede encadenado a una cuneta.
María Martín, hija de una de las víctimas, se acercaba cada cierto tiempo a dejar flores en el lugar en el que creía que yacía su madre. La anciana, sentada al borde de la carretera, seguía velando su cuerpo; un cuerpo intuido y llorado pero nunca visto; abandonado allí por quien le había quitado la vida.
Esta ley del silencio sigue vigente. Incomprensible, cuando en el resto del mundo muchas democracias jóvenes han eliminado esta legislación, creada al final de sus dictaduras. España había sido incluso un país pionero, cuando Garzón logró llevar a juicio a Pinochet. Pero quieren convertir los muertos propios en innombrables, así que en nuestro caso también ha sido otro país, Argentina, el que consiguió llevar esta caso a juicio.
Hablan de la inconveniencia de cerrar heridas, pero algunas nunca han cicatrizado. El silencio de los otros es la historia de una herida a la que han intentado tapar con tierra; una herida infectada, como si esto pudiese causar amnesia.
23 disparos también es una lucha contra el olvido. Dirigido por Jorge Laplace, este documental supone un trabajo de investigación sobre la muerte violenta de Manuel José Garcia Caparrós, ocurrida en Málaga el 4 de diciembre de 1977 durante una manifestación a favor de la autonomía de Andalucía. Uno de los policías que había estado presente ese día, lleva a cabo una investigación sobre estos hechos que nunca han sido aclarados. A través de entrevistas a sus hermanas, a asistentes a la manifestación, a policías que estuvieron presentes pero que nunca habían hablado ante una cámara, se va reconstruyendo los acontecimientos que, aún así, siguen teniendo demasiados interrogantes.
Todo apunta a que la información ha sido ocultada, incluso manipulada. La insistencia de muchos policías en que solo se habían realizado disparos al aire, contrasta con los 22 disparos extraídos de muros cercanos. El número 23 mató a Manuel José García Caparrós.
La investigación tiene lugar 40 años después. Sus hermanas siguen reclamando su derecho a saber por qué una bala acabó con la vida de su hermano, de apenas de 18 años. Una vez más, la incertidumbre no deja cicatrizar, a veces solo acelera otras muertes: su madre y su padre fallecieron poco después, fracasando en cada intento de mantener abierto el caso.
Y cómo se recuerda algo así después de 40 años: las hermanas convirtieron el dolor en empeño de saber la verdad. Los policías, algunos, persiguen lo contrario: los que saben parecen querer olvidar, desdibujar el recuerdo hasta que todo parezca improbable.
En 1977 nos dijeron que el olvido y el silencio nos salvarían. Nadie consiguió olvidar, pero los que recuerdan, se están muriendo. El silencio, ahora así, se está convirtiendo en amnesia. Como país, tenemos demasiadas lagunas en nuestra memoria, y sabemos de sobra lo que pasa en las sociedades que no conocen su historia. Quizás esa sea una de las sesiones más amargas de IberoDocs, pero también de las más necesarias. Por suerte, todavía estamos a tiempo de recordar.
El jueves 9 de mayo se proyectará El silencio de los otros (6 pm) y 23 disparos (8.30 pm) en el Scottish Storytelling Centre de Edimburgo, dentro del festival IberoDocs.
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Imágenes © Sus autores / Son fotogramas de las películas
La zarza arde Pero no se consume Los campamentos de refugiados se destruyen Pero la gente reaparece Flujo continuo de la vida La vida vuelve Porque la vida se habita a sí misma Arde Pero no se consume
Año 2015. Una mujer traduce textos en un pequeño apartamento de Calais. Muy cerca, en la jungla, sobreviven, malviven, miles de refugiados
Año 1347. Seis burgueses son desterrados de la ciudad de Calais. A cambio, el rey Eduardo III de Inglaterra perdona la vida al resto de los habitantes de esta ciudad a orillas del mar.
Los burgueses de Calais. La última frontera, de Jesús Armesto, es un collage de imágenes y de palabras dirigidos a nuestra conciencia; un recordatorio del trato inhumano que estamos dando a los inmigrantes dentro de nuestras fronteras.
El jurista Baltasar Garzón; Helena Maleno, defensora de los derechos humanos; la fotógrafa Isabel Serro; Pascale Ruffel, psicóloga; Blanca Garcés, investigadora del area de migraciones y Bichara Khader, especialista en el mundo árabe, analizan el sinsentido de esta crisis. No se debe a fenómenos naturales e inevitables, sino a falta de actuación de las sociedad occidentales ante un problema del que somos responsables.
Nos recuerdan que las migraciones siempre han sido parte de la historia de nuestra especie, que el mestizaje es el único modo de perpetuarse, que no vale de nada cerrar vías, porque la desesperación abrirá otras y serán más arriesgadas.
6000 personas llegaron a vivir en la jungla; el campamento ya no existe pero “el flujo continúa, la vida vuelve”. Ya no existe pero por un momento pareció un bucle eterno, un purgatorio inmerecido en el que sobrevivieron creando escuelas, iglesias, excusas para seguir viviendo. Hambre, frío, y lo peor: la esperanza perdida, desangrada en los alambres con espinas que impedían destruir el bucle. El campamento fue cárcel y hogar al mismo tiempo.
No puedes olvidar hablar de la fragilidad La piel es frágil La infancia es frágil La voz es frágil Huidiza La piel sobre el alambre es frágil Un papel mojado es frágil Frente a la bola de acero de un bolígrafo
Y mientras, a sus espaldas, Calais. Una ciudad pobre, y la perversidad de un sistema que genera recelo entre dos comunidades igual de ignoradas.
Jesús Armesto creó poesía uniendo dolor, imágenes y voz. Una vecina de Calais lavaba la ropa de los refugiados, la plegaba con dulzura y la guardaba en una bolsa. Gracias a ella, nos permitimos mantener la esperanza.
Los burgueses de Calais. La última frontera será proyectada en Edimburgo el 4 de mayo a las 4 pm en el Rose Theatre (Edimburgo) dentro del festival IberoDocs